martes, 27 de octubre de 2015

Horóscopos, brujerías, supersticiones y otras creencias (Entrega I de II)

El horóscopo nuestro de cada día

Sin ánimo de querer ofender convicciones ni arruinar dignos oficios, tengo que decir que no creo ni entiendo como la todavía la gente siga considerando el horóscopo como una verdad irrefutable. Quizás lo mismo diga alguien ateo de las religiones en general, pero no puedo entender la noción de que el haber nacido en un tiempo específico sea un considerado un posible factor de influencia en la personalidad y destino de una persona, más aún que otras variables como el contexto social, emocional, geográfico, material, cuestiones menos condicionantes a veces para alguna lecturas, que la hora y el día de tu natalicio.

Según los signos del zodiaco, dependiendo de la fecha de tu nacimiento te corresponde uno de los doce signos, los que conllevan distintos tipos de características comunes, virtudes y defectos, y un destino en algún sentido compartido. O sea que se presentan doce tipo de personalidades enlatadas pero muy generales, en las que te hacen encajar. Cuando las diferencias y el encastre se hace insostenible, se busca la justificación subiendo la complejidad del análisis, argumentando que los matices y errores radican en el espíritu ascendente o descendente de un signo con otro, cosa que complica más el mejunje astral.

Todos los signos tienen algo de marketing: porque las de Escorpio como yo son siempre unas hijas de puta pero para levantarnos el ánimo nos dicen que somos muy seductoras y las más fieles con las amistades de la vidriera; los hombres de Sagitario son conocidos por ser unos toros sexuales pero se los acusa de infantiles y exagerados; las de Cáncer son familieras y excelentes paridoras, pero irritables y rencorosas. Y así podríamos citar miles de ejemplos, pero no existe un signo negativo en sí mismo, lo que es una vil mentira, porque que que hay gente de mierda , la hay, más allá de que se esconda bajo un signo con piel de cordero.

Como bien lo deja entrever Valeria Bertucelli en la peli “Un novio para mi mujer”, desde una cita del personaje de la Tana Ferro, el horóscopo es una teoría ficticia surgida de la mensa coincidencia de haber nacido en la misma época: “Me encuentro con la mina del 2º B ayer y me pregunta de qué signo soy. ¿De qué signo soy? Pero si no me conocés. No sé qué te importa. "Sagitario", le digo. "Ah, ¿qué día naciste?" ¡Uy, no lo puedo creer! "19 de diciembre." Me dice: "Yo tengo una amiga que nació el 11". Ah, ¿y? ¿Y cuál es la coincidencia? No entiendo, ¿de qué me estás hablando?”.

lunes, 19 de octubre de 2015

Galanes: sobre gustos no hay nada escrito (… o si, como esta clasificación) - (Entrega final - VI de VI)

26. El buena onda

A nuestra altura, por la treintena y en adelante, quedan pocos ejemplares de tipos buena onda, y si uno anda desocupado, no tardará en ser pescado. El buena onda es fundamentalmente amado por vos y todo lo que te rodea, tus amigas, tus viejos, tus hermanos, tu perro, por todo ser vivo que se le cruce, simplemente porque cae bien y hace al otro sentir mejor. Le encanta celebrar, reunir y festejar y se inmola siendo el mejor de los anfitriones, en muchos casos el único, haciendo todo él con la mayor de las felicidades y facilidades: desde las compras hasta el lavado final de platos. Son buenos cocineros y poco discretos tomadores.

Es cariñoso, generoso, positivo y siempre está de buen humor, por lo que todo le suele salir bien. Con una inteligencia emocional superdotada, la pasa bien a donde esté y con quien esté, porque tiene el don de poder capitalizar cualquier encuentro con un otro, al que conquista con su modo directo, simple y simpático, pudiendo divertirse en cualquier situación, aún en el laburo, donde tiende a desempeñarse de maravillas en profesiones que tengan que ver con el trabajo en equipo y la motivación. Su red de amigos es inagotable, y siempre estarán dispuestos a devolverle algún favor, por lo que el trámite o el problema más complejo, gracias a algún conocido que intercederá a su favor, siempre tendrá una solución mágica para el buena onda, será por eso que anda por la vida tan feliz y despreocupado.

No se puede discutir con él ya que no sabe como hacerlo y cualquier planteo que una haga, queda como una loca. Desdramatizan todo al punto de vivir con la convicción que nada, salvo la muerte, es motivo para arruinar la fiesta que es la vida. Su humor y motivación suele extenderse en todos los ámbitos , por lo que es fácil perderlo en asados, jolgorios y viajes, porque siempre tiene ganas de más. Teme a la soledad como el peor de los castigos, por eso se ocupa de estar siempre bien acompañando. 

27. El “calentitos los panchos”

El hombre “calentitos los panchos” suele no tener defectos, hasta que encontrás su talón de Aquiles: está siempre e incondicionalmente listo para coger. Alguna vez escuchaste que existía la adicción al sexo, que eso decían tenía Michael Douglas, y pensaste que todos los hombres padecían el mismo síndrome, hasta que lo conociste a “calentitos los panchos” y te diste cuenta de la diferencia.
De repente todo lo que hacés es sexy: estar abrigada, desabrigada, limpia, sucia, arreglada, así nomás. De cualquier forma y en cualquier momento te quieren entrar. Se sabe todas las posiciones sexuales del Kamasutra de memoria, del derecho y del revés, y su casa parece el búnker de Christian Grey. 
Olvidate de comer tranquila en su presencia una banana, un grisín o un turrón, o de mencionar palabras tan mundanas e inofensivas como leche, jugo o crema, porque todo le recuerda a eso, y el deseo se le vuelve incontrolable.

lunes, 12 de octubre de 2015

Galanes: sobre gustos no hay nada escrito (… o si, como esta clasificación) - (Entrega V de VI)

21. El novio que quiere mamá

Es casi una ley natural: el estereotipo de novio que le gusta a las madres para una nunca es de nuestro agrado. Cuando tenemos quince y los atributos que se valoran en un hombre son el alto de su jopo, la destreza en los pasos de baile o el estilo que tiene en el skate, la madre de una te guiña el ojo como señalándote el camino cuando se cruzan con menganito por la calle, el hijo de su amiga en plena tragedia puber, a quien primero se le ve su nariz y después el resto de su cuerpo, por estar en plena etapa de crecimiento, por lo que también anda lleno de granos, y encima tampoco lo ayudan ni sus jeans con cintura a la altura del estómago ni su remera de los Power Rangers que le regaló su tía en el último cumpleaños. Cuando nos atraen los peludos y tatuados, nos quieren presentar cualquier sopenco de camisa y gomina. Cuando buscamos alguien con quien pasarla bien, nuestras madres quieren que nos enganchemos con un abogado. Cuando queremos pasión de novela y una historia de amor con todo el chimichurri, nuestras progenitoras desean que encontremos un chico común. Cuando encontramos el amor en el exterior, rezan para que encontremos un pretendiente local. Cuando nos encachilamos con el vecino, desearían que estuviéramos con alguien de más horizontes. Cuando andamos con un pendejo, rezan para que conozcamos a un hombre asentado, y cuando le caemos con un viejo divorciado pero con estabilidad, al menos económica, prefieren de nuevo alguien de nuestra misma edad.

Quizás por querernos tanto y sobrevalorar aquello que sea digno de merecernos según sus cánones, prácticamente no habrá de entrada ningún candidato a la altura de nuestro pedigrí, el que en definitiva es el de ella pero en versión actualizada. Ellas aman los chicos políticamente correctos, y son perfectas posibles víctimas para dejarse engañar por las apariencias, no acostumbradas a tanta diversidad de modas y modos de ser. Por lo general, para ellas hay pocas maneras de ser decente, por lo tanto, lo que escapa a sus exigencias estéticas, académicas, laborales, profesionales, sociales y relacionales, es considerado de mínima un exceso y de máxima una aberración intolerable.

lunes, 5 de octubre de 2015

Galanes: sobre gustos no hay nada escrito (… o si, como esta clasificación) - (Entrega IV de VI)



16. El intelectual / artista

Salir con el tipo de hombre intelectual / artista es como hacer un intercambio cultural. Por lo general, sexy, buen mozo, con la guita justa para el placer pero corta para el exceso, desalineado y profundo, una se sorprende cambiando el boliche por salidas taciturnas a ver cine francés, yendo a recitales de música para escuchar y meditar y nunca para bailar, asistiendo a charlas y debates de artistas o filósofos extranjeros cuyos nombres no conocés, pero por ser del exterior, suenan más importantes.

El intelectual no te invita a cenar, no sé si por seco o por querer extender la conversación, pero te invita a desayunar, seguramente después de una trasnoche de evento de inauguración de alguna expo de arte, donde chuparon y comieron gratis, hablaron hasta el cansancio, fumaron lo que había y cogieron lindo pero medido, porque con él, no pasa sólo por el cuerpo, y el amor se hace también a través del pensamiento, el análisis y la reflexión. La comida no es importante para los intelectuales y artistas, por lo que suelen ser flacos y desgarbados, y disfrutar con la misma apatía una baguette de ayer que un plato de autor. Invierten su tiempo y dinero en arte, música, libros,  y experiencias, y suelen andar por la vida sin pagar sus impuestos ni tener una obra social, sin que eso les produzca el menor estrés.

Volvés a leer el diario todos los días, no ves mas tele y empezás a negar a lo Poncio Pilato programas que antes te encantaban y personajes de la farándula cuya vida antes seguías con entusiasmo de detective, porque nunca asumirías que has comprometido tu intelecto con semejante basura mediática. Te hace sentir inteligente que te elija como su compañía, aunque cada vez te das más cuenta de lo todo lo que todavía no sabés. Google se convierte en tu mejor amigo, cuando te hacés un listado de todos los términos y nombres  que tenés que googlear, porque no tenés idea de lo que se trata, aunque asentás con la cabeza mientras están charlando con mirada de experta.