lunes, 16 de noviembre de 2015

Verano, ¡no!, ¡no!, ¡no! (Entrega I de II)


La llegada de la temporada primavera – verano tiende a sorprendernos en el transcurso de nuestro año con la intensidad de una mala  noticia inesperada, como si no miráramos el calendario o no viéramos lo sueltos de ropa que ya andan los maniquíes en las vidrieras.

De repente un día como todos los anteriores, salís a enfrentar la calle, y a mitad de mañana tenés que parar la marcha, sofocada, para sacarte la campera, el sweater y el pañuelo para quedarte en la remera gastada y con pelotitas que elegiste inconcientemente ponerte en la mañana. Mirás a tu alrededor y te das cuenta que todos andan de mejor humor, a tono con el calor reinante, y te cruzás tres conocidas que parecen haber sido sacadas de un videoclip de playa de los Red Hot Chilli Peppers,  mientras vos no parás de chivar bulucas , mientras cuelgan desprolijamente de tu cartera las prendas descartadas. ¿ En qué momento la sociedad se complotó para prepararse para el calor, tomó sol y se lookeó con los colores y texturas obligatorios de la temporada? De casualidad ves tu reflejo en un espejo y  horrorizada confirmás lo mal que has llegado a ese día, que a pesar de los 38 grados C, todavía te encuentra en medias de lana y botas de cuero, con pelos al por mayor que venís dejando crecer para amortizar la depilación, con los 5 kg de más que en vano te propusiste bajar en invierno para que te entre la ropa de verano, cuando eran 3 los kilos que tenías de mas.

Ya despabilada y en movimiento, al menos intelectualmente, para empezar a prepararte el cuerpo para la teoría más placentera de las estaciones, recordá que en dos días tenés un casamiento, y que si ya se lanzó la temporada de bronceado  a tu alrededor, no podés mostrar tu color de piel de pollo hervido, ante una ciudad que ya abandonó el a veces permitido estilo Blancanieves. Aduciendo un falso dolor de ovarios en el trabajo, con tal de recuperar con el bronceado un poco la dignidad, bajás valientemente a la planta baja del edificio un jueves dos de la tarde, pensando que serás la única mortal en darse el lujoso castigo de tomar sol, porque hace años dejaste de verlo como un momento de relax, sino como un sacrificio para verse mejor. Cuando llegás, te desayunas con el mundo paralelo que se ha creado alrededor de la pileta del complejo: al son de los temas musicales del momento, los cuales escuchás por primera vez, en la entrada de la reja que separa el jardín de la piscina, improvisan una barra de tragos tropicales que crees no tienen nada que envidiarle a los que preparaban en ese hotel all inclusive al que fuiste con tu familia en el verano del 98, cuando por supuesto tampoco podías tomar, antes por menor de edad, ahora porque nadie te invita, ajena a la buena onda y camaradería que muestran los cuatros flacos de abdominales brillantes que preparan las bebidas,  que lamentás no haberte cruzando antes, y  las seis yeguas vecinas a las que casi no podés identificar por el lomo y la cara de puta con que se muestran en bikini.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Horóscopos, brujerías, supersticiones y otras creencias (Entrega II de II)



Los mitos de belleza

La biblioteca para la belleza de nuestras abuelas y a veces madres tiene mucho de superstición también. En cuestiones capilares, por ejemplo, alguna vez habremos escuchado que todas las noches debemos cepillar nuestra cabellera, cien veces afirman algunas señoras, para fortalecer el pelo y sacarle brillo.  También  muchas sostienen que solo hay que cortarse cuando hay luna llena para que el cabello crezca más fuerte. Si te sale una cana, no quedaría otra que joderse, porque sacártela es sinónimo de que te salgan siete más.

Para adelgazar, las buenas lenguas dicen que cuando hacés dieta, no podés pensar en comida, porque aunque te cagues de hambre engordás igual y otras opinan que los productos light engordan el doble. Enojarte, te arrugaría más que cualquier otro sentimiento y correr, comer, tomar anticonceptivos, estar, existir y vivir, te sacaría celulitis. Con respecto a este gran problema, las señoras entradas en años argumentan que toda mujer tiene celulitis, y vos bien sabés que no es así, que las pendex de doce vienen con lomo de calendario de gomería sin ningún esfuerzo, por lo que puteas por haber nacido en la última generación con este mal de la piel de durazno, a la cual tu generación y las anteriores siguen combatiendo ilusamente, con doce litros de agua por día, carísimas cremas, complicadísimos tratamientos y asfixiantes ejercicios, sin obtener el más mínimo resultado, pero con una fe profética y una voluntad invencible, porque es preferible seguir creyendo en el mito de que la celulitis es curable, que morirse de depresión ante la certeza, de que cada día que pasa, los pozos de tu cola estarán peor .

Supersticiones para la buena suerte, buenos augurios y algo de brujería

Las supersticiones, están hoy tan presentes en nuestra cultura como siempre. La palabra “superstitio”,  de origen latino, figura en el diccionario como una creencia “extraña a la fe religiosa y contraria a la razón”. Y tenemos en este sentido creencias para todos los usos y situaciones. Para atraer la suerte, allá vamos todas comprando bombachas rosas para estrenar en año nuevo, y dependiendo del año, regalás miles de chabombas a tu madre, hermanas, cuñadas y amigas, y no te comprás para vos, convencida que el cosmos, en su poder de ordenar y equilibrar todas las cosas, va a devolverte de algún lado alguna de las tantas tangas que por gusto repartiste entre la humanidad, pero otra vez, esta ley natural falló. Y así te encontrás el 31 de diciembre a las 21 hs sin calzón para estrenar, lo que te da un terror de pánico el comenzar el año sin tu lencería talismán, y por miedo a causar un daño irreparable en la energía del año que se avecina, por llevar la ropa interior equivocada, preferís salir en cheicon, para al menos minimizar las consecuencias de la ausencia de la braga rosa. Transcurrís el festejo y unos días después con una sensación inusitada de desprotección, hasta que te cercioras que más o menos el año sigue su ritmo natural de buenas y malas, como la vida misma, y te olvidás del asunto, hasta que llega diciembre siguiente y apenas ves alguna bombacha del color indicado en alguna vidriera, te comprás merecidamente tu ejemplar, para evitar el descuido del año anterior. Pero justo ese diciembre es cuando te regalan un tsunami de calzones rosas, transformando tu cajón de bombachas en el cajón de bombachas de la Barbie, porque todo lo que se asoma es rosa, color que detestás y que solo usas por cábala una vez al año.   

martes, 27 de octubre de 2015

Horóscopos, brujerías, supersticiones y otras creencias (Entrega I de II)

El horóscopo nuestro de cada día

Sin ánimo de querer ofender convicciones ni arruinar dignos oficios, tengo que decir que no creo ni entiendo como la todavía la gente siga considerando el horóscopo como una verdad irrefutable. Quizás lo mismo diga alguien ateo de las religiones en general, pero no puedo entender la noción de que el haber nacido en un tiempo específico sea un considerado un posible factor de influencia en la personalidad y destino de una persona, más aún que otras variables como el contexto social, emocional, geográfico, material, cuestiones menos condicionantes a veces para alguna lecturas, que la hora y el día de tu natalicio.

Según los signos del zodiaco, dependiendo de la fecha de tu nacimiento te corresponde uno de los doce signos, los que conllevan distintos tipos de características comunes, virtudes y defectos, y un destino en algún sentido compartido. O sea que se presentan doce tipo de personalidades enlatadas pero muy generales, en las que te hacen encajar. Cuando las diferencias y el encastre se hace insostenible, se busca la justificación subiendo la complejidad del análisis, argumentando que los matices y errores radican en el espíritu ascendente o descendente de un signo con otro, cosa que complica más el mejunje astral.

Todos los signos tienen algo de marketing: porque las de Escorpio como yo son siempre unas hijas de puta pero para levantarnos el ánimo nos dicen que somos muy seductoras y las más fieles con las amistades de la vidriera; los hombres de Sagitario son conocidos por ser unos toros sexuales pero se los acusa de infantiles y exagerados; las de Cáncer son familieras y excelentes paridoras, pero irritables y rencorosas. Y así podríamos citar miles de ejemplos, pero no existe un signo negativo en sí mismo, lo que es una vil mentira, porque que que hay gente de mierda , la hay, más allá de que se esconda bajo un signo con piel de cordero.

Como bien lo deja entrever Valeria Bertucelli en la peli “Un novio para mi mujer”, desde una cita del personaje de la Tana Ferro, el horóscopo es una teoría ficticia surgida de la mensa coincidencia de haber nacido en la misma época: “Me encuentro con la mina del 2º B ayer y me pregunta de qué signo soy. ¿De qué signo soy? Pero si no me conocés. No sé qué te importa. "Sagitario", le digo. "Ah, ¿qué día naciste?" ¡Uy, no lo puedo creer! "19 de diciembre." Me dice: "Yo tengo una amiga que nació el 11". Ah, ¿y? ¿Y cuál es la coincidencia? No entiendo, ¿de qué me estás hablando?”.

lunes, 19 de octubre de 2015

Galanes: sobre gustos no hay nada escrito (… o si, como esta clasificación) - (Entrega final - VI de VI)

26. El buena onda

A nuestra altura, por la treintena y en adelante, quedan pocos ejemplares de tipos buena onda, y si uno anda desocupado, no tardará en ser pescado. El buena onda es fundamentalmente amado por vos y todo lo que te rodea, tus amigas, tus viejos, tus hermanos, tu perro, por todo ser vivo que se le cruce, simplemente porque cae bien y hace al otro sentir mejor. Le encanta celebrar, reunir y festejar y se inmola siendo el mejor de los anfitriones, en muchos casos el único, haciendo todo él con la mayor de las felicidades y facilidades: desde las compras hasta el lavado final de platos. Son buenos cocineros y poco discretos tomadores.

Es cariñoso, generoso, positivo y siempre está de buen humor, por lo que todo le suele salir bien. Con una inteligencia emocional superdotada, la pasa bien a donde esté y con quien esté, porque tiene el don de poder capitalizar cualquier encuentro con un otro, al que conquista con su modo directo, simple y simpático, pudiendo divertirse en cualquier situación, aún en el laburo, donde tiende a desempeñarse de maravillas en profesiones que tengan que ver con el trabajo en equipo y la motivación. Su red de amigos es inagotable, y siempre estarán dispuestos a devolverle algún favor, por lo que el trámite o el problema más complejo, gracias a algún conocido que intercederá a su favor, siempre tendrá una solución mágica para el buena onda, será por eso que anda por la vida tan feliz y despreocupado.

No se puede discutir con él ya que no sabe como hacerlo y cualquier planteo que una haga, queda como una loca. Desdramatizan todo al punto de vivir con la convicción que nada, salvo la muerte, es motivo para arruinar la fiesta que es la vida. Su humor y motivación suele extenderse en todos los ámbitos , por lo que es fácil perderlo en asados, jolgorios y viajes, porque siempre tiene ganas de más. Teme a la soledad como el peor de los castigos, por eso se ocupa de estar siempre bien acompañando. 

27. El “calentitos los panchos”

El hombre “calentitos los panchos” suele no tener defectos, hasta que encontrás su talón de Aquiles: está siempre e incondicionalmente listo para coger. Alguna vez escuchaste que existía la adicción al sexo, que eso decían tenía Michael Douglas, y pensaste que todos los hombres padecían el mismo síndrome, hasta que lo conociste a “calentitos los panchos” y te diste cuenta de la diferencia.
De repente todo lo que hacés es sexy: estar abrigada, desabrigada, limpia, sucia, arreglada, así nomás. De cualquier forma y en cualquier momento te quieren entrar. Se sabe todas las posiciones sexuales del Kamasutra de memoria, del derecho y del revés, y su casa parece el búnker de Christian Grey. 
Olvidate de comer tranquila en su presencia una banana, un grisín o un turrón, o de mencionar palabras tan mundanas e inofensivas como leche, jugo o crema, porque todo le recuerda a eso, y el deseo se le vuelve incontrolable.

lunes, 12 de octubre de 2015

Galanes: sobre gustos no hay nada escrito (… o si, como esta clasificación) - (Entrega V de VI)

21. El novio que quiere mamá

Es casi una ley natural: el estereotipo de novio que le gusta a las madres para una nunca es de nuestro agrado. Cuando tenemos quince y los atributos que se valoran en un hombre son el alto de su jopo, la destreza en los pasos de baile o el estilo que tiene en el skate, la madre de una te guiña el ojo como señalándote el camino cuando se cruzan con menganito por la calle, el hijo de su amiga en plena tragedia puber, a quien primero se le ve su nariz y después el resto de su cuerpo, por estar en plena etapa de crecimiento, por lo que también anda lleno de granos, y encima tampoco lo ayudan ni sus jeans con cintura a la altura del estómago ni su remera de los Power Rangers que le regaló su tía en el último cumpleaños. Cuando nos atraen los peludos y tatuados, nos quieren presentar cualquier sopenco de camisa y gomina. Cuando buscamos alguien con quien pasarla bien, nuestras madres quieren que nos enganchemos con un abogado. Cuando queremos pasión de novela y una historia de amor con todo el chimichurri, nuestras progenitoras desean que encontremos un chico común. Cuando encontramos el amor en el exterior, rezan para que encontremos un pretendiente local. Cuando nos encachilamos con el vecino, desearían que estuviéramos con alguien de más horizontes. Cuando andamos con un pendejo, rezan para que conozcamos a un hombre asentado, y cuando le caemos con un viejo divorciado pero con estabilidad, al menos económica, prefieren de nuevo alguien de nuestra misma edad.

Quizás por querernos tanto y sobrevalorar aquello que sea digno de merecernos según sus cánones, prácticamente no habrá de entrada ningún candidato a la altura de nuestro pedigrí, el que en definitiva es el de ella pero en versión actualizada. Ellas aman los chicos políticamente correctos, y son perfectas posibles víctimas para dejarse engañar por las apariencias, no acostumbradas a tanta diversidad de modas y modos de ser. Por lo general, para ellas hay pocas maneras de ser decente, por lo tanto, lo que escapa a sus exigencias estéticas, académicas, laborales, profesionales, sociales y relacionales, es considerado de mínima un exceso y de máxima una aberración intolerable.

lunes, 5 de octubre de 2015

Galanes: sobre gustos no hay nada escrito (… o si, como esta clasificación) - (Entrega IV de VI)



16. El intelectual / artista

Salir con el tipo de hombre intelectual / artista es como hacer un intercambio cultural. Por lo general, sexy, buen mozo, con la guita justa para el placer pero corta para el exceso, desalineado y profundo, una se sorprende cambiando el boliche por salidas taciturnas a ver cine francés, yendo a recitales de música para escuchar y meditar y nunca para bailar, asistiendo a charlas y debates de artistas o filósofos extranjeros cuyos nombres no conocés, pero por ser del exterior, suenan más importantes.

El intelectual no te invita a cenar, no sé si por seco o por querer extender la conversación, pero te invita a desayunar, seguramente después de una trasnoche de evento de inauguración de alguna expo de arte, donde chuparon y comieron gratis, hablaron hasta el cansancio, fumaron lo que había y cogieron lindo pero medido, porque con él, no pasa sólo por el cuerpo, y el amor se hace también a través del pensamiento, el análisis y la reflexión. La comida no es importante para los intelectuales y artistas, por lo que suelen ser flacos y desgarbados, y disfrutar con la misma apatía una baguette de ayer que un plato de autor. Invierten su tiempo y dinero en arte, música, libros,  y experiencias, y suelen andar por la vida sin pagar sus impuestos ni tener una obra social, sin que eso les produzca el menor estrés.

Volvés a leer el diario todos los días, no ves mas tele y empezás a negar a lo Poncio Pilato programas que antes te encantaban y personajes de la farándula cuya vida antes seguías con entusiasmo de detective, porque nunca asumirías que has comprometido tu intelecto con semejante basura mediática. Te hace sentir inteligente que te elija como su compañía, aunque cada vez te das más cuenta de lo todo lo que todavía no sabés. Google se convierte en tu mejor amigo, cuando te hacés un listado de todos los términos y nombres  que tenés que googlear, porque no tenés idea de lo que se trata, aunque asentás con la cabeza mientras están charlando con mirada de experta.

lunes, 28 de septiembre de 2015

Galanes: sobre gustos no hay nada escrito (… o si, como esta clasificación) - (Entrega III de VI)

11. El hijo de mamá

El hijo de mamá es un partidazo con todas las letras: atractivo, educado, ordenadamente convencional pero equilibradamente cariñoso, hasta que descubrís que es un hijo de mamá, y podés explicar de una vez por todas el motivo de su soltería.

Por lo general pero no excluyentemente, único hijo o el varón más chico, el hijo de mamá puede vivir con su madre o no, pero de manera permanente y de por vida, andará atado a ella por un lazo invisible que sin querer queriendo estrangulará cualquier relación adulta que el joven quiere iniciar con una mujer, salvo que la elegida sea de armas llevar, tome el toro por las astas, y libere al dócil varón de ese cordón umbilical contra natura que no le permite el normal desarrollo de sus ciclos vitales.

Si el ejemplar vive todavía con su progenitora, él no usará despertador porque descansará en la puntualidad y dulzura de su madre para levantarlo a tiempo justo de un buen dormir. Ésta le hará el desayuno de acuerdo a sus gustos y disposiciones precisas (ejemplo, café Dolca batido con una lágrima de leche y dos cucharadas y media de azúcar, dos tostadas con manteca medianas y un jugo de naranja recién exprimido) y se lo llevará a la cama como el primer mimo del día. Ante algún evento especial que requiera alguna vestimenta específica,  él dejará librado su atuendo a su consejo, y en el normal de los días, será ella quien le busque o planche tal o cual camisa, si éste no la encuentra a disponibilidad. Si no vive con ella, el hijo de mamá comienza el día recién cuando habla por teléfono con su madre, quien le preguntará si le gustó la tarta que cenó anoche, que ella ha preparado con tanto amor, al igual que todos los menúes con que le provee el freezer, no vaya a ser que Fulanito sufra las penurias del hambre, acostumbrado sólo a comida casera y de su autoría.

Los hijos de mamá desarrollan a lo largo de su vida una serie de síntomas inconfundibles, que nos hacen distinguirlos entre el resto de los hombres. Difícilmente luego podrán superar esas limitaciones, por lo que quien los acepte como pareja, tendrán que aprender a convivir con algunos de estos vicios que ellos arrastran desde el comienzo de sus días.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Galanes: sobre gustos no hay nada escrito (… o si, como esta clasificación) - (Entrega II de VI)

6. El castrador

Este tipo de hombre del cual sorprendentemente muchas mujeres se enamoran, comienza a tejer su poder primero con una caballerosidad extrema, digna de la época de las hadas y doncellas, lo que conquista a más de alguna desapercibida que pasa a sentirse de repente la reencarnación de alguna princesa europea del Siglo XV. Se pasa horas tratando de autoconvencerte que sos la mujer más linda que pisó este universo, lo que aceptás engreída por la sobredosis de alimentación que viene recibiendo tu autoestima, aunque todavía no podés explicar porque nadie vio lo mismo que a este hombre deslumbró en los treinta años que venís protagonizando tu existencia.

Te ahoga a regalos y hace realidad todos tus deseos y caprichos, lo que disfrutás con ánimo de niña sorprendida. Sospechás que te tratan con más cuidado y condescendencia que a la Virgen María, no dejándote hacer nada por vos misma: te llevan y te traen a todos lados con tal de que no te pongas en el masculino esfuerzo de manejar, el que amagues con pagar es tomado como una grave ofensa y cuando avanzan en la relación te confiesa que su sueño es trabajar incansablemente para que vos, su frágil mujer, no tenga que hacerle frente a las terribles adversidades del mundo moderno. Tales ofertas, más que atractivas para la agotada agenda de la mujer actual, que a simple lectura lejos están de ser negativas por sí mismas, se convierten en una trampa mortal, cuando un avance de las comodidades que ofrece el cortejador se traducen en limitaciones reales en la libertad de la enamorada.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Galanes: sobre gustos no hay nada escrito (… o si, como esta clasificación) - (Entrega I de VI)


En este amplio y generoso mundo, hay hombres para todos los gustos, colores, tamaños, mambos, necesidades, complejos y  exigencias.
Aquí se intenta hacer un recorrido por alguno de las tantas y pintorescas variedades de este tan ecléctico mundo masculino, que nos roba sonrisas, carcajadas, lágrimas y suspiros, depende la ocasión.

1. El mejor amigo
Hay dos variedades para este género de hombre: el mejor amigo no deseado y el mejor amigo híper deseado.

El mejor amigo no deseado: Hay muchos tipos que nacieron con el porte para mejor amigo y morirán con ese karma. Son divinos, le caen bien a tu papá, nos hacen favores ridículos, siempre están dispuestos a rescatarnos, y racionalmente son el mejor partido que pudiéramos conseguir, pero por más de que lo intentemos y le demos vueltas al asunto, nunca nos van a gustar.
A ellos llamamos cuando estamos aburridas y con ganas de levantarnos el ego, cuando te dejaron plantada, cuando no tenés otro programa, y aunque sospeches que su intención excede la de la amistad, porque de vez en cuando lo insinúan, vos te hacés la que no entendés nada, y todo sigue como si nada. Para tu casamiento, justo se les pincha la goma del auto y no pueden acompañarte en tu gran día, aunque en tu interior lo agradeces, porque ya te había atacado el fantasma de que iba a hacer una escena, por primera vez en su vida, aunque ya fuera tarde. 

El mejor amigo híper deseado: Desde que lo viste estás enamorada de él y juraste que si no era para vos, al menos lo compartirías. Les encanta estar juntos y él te quiere a su manera, pero con hora de vencimiento, porque a la noche siempre tiene una cita mejor.  Lo llamás a las doce para su cumpleaños, le hacés la torta y le llevás los pantalones a que les hagan el ruedo. Conocés a toda su familia y los querés como propios, aunque hace ya años dejaron de verte como una candidata, más bien te consideran una especie de secretaria personal del galán .
Tenés mas que asumido que no te quiere para mujer, sin embargo priorizás a él sobre todas las cosas, a pesar de los consejos de tus amigas, que a gritos te piden le dés una patada en el culo al hombrecito déspota. Por tu constancia y poco amor propio, llegás a ser una amenaza para las novias que le van apareciendo, hasta que las muy hijas de puta te empiezan a ver como a una inofensiva hermanita menor, que es cuando por dignidad te replegás e intentás armarte una vida, o sobre todo conseguirte un novio, y cuando estás empezando a lograrlo, seguro te llama contándote que todo con la otra terminó. Y así pasan los años, y sin embargo vos seguís fantaseando con que algún día, cuando esté casado y vos ya tengas nietas, te va a citar en una café para decirte que vos siempre fuiste el amor de su vida, aunque haga quince años que no te lo cruzas por la calle.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Filialidades y fidelidades: 30 tipos de amigas que todas tenemos (Entrega final VI de VI)

26. La amiga Barbie bondad

Ella es una mezcla perfecta entre la famosa rubia muñeca articulada y Heidi. De la Barbie tiene la elegancia, la flacura, el estar a la moda, un cuerpo escultural con o sin operaciones pero casi perfecto al final de cuentas; está siempre peinada, con el cutis radiante y con las uñas en condición. Con Heidi, aquella pobre pastorcita de la televisión de antaño que era el objetivo predilecto del bullying de toda la campiña suiza,  comparte su bondad y su fragilidad, pero sobre todo su inocencia.

Lo que tiene de lomo lo tiene de ingenua, y esa extraña mezcla deja medio en offside al sexo masculino, que cree estar al frente de una reverenda yegua pero de charlarla un rato se dan cuenta que más que una femme fatale, están hablando con alguien tan aburrido como su madre, pero envuelta en un disfraz de gatubela. De chica, quería ser amiga de todos, mientras los varones se inventaban problemas que sollozarle recostados en su pecho sabor a vainilla, a los que ella escuchaba atenta o le encantaba sentarse en la falda de sus amigos con tal de escucharlos mejor. Cuando las sobre estimuladas hormonas de los chicos los hacían reaccionar, ella se enojaba ofendida, culpándolos de no recibir con el mismo envión su gratuita amistad. 

Con los años, sigue tan buena pero también tan inocente, lo que en el grupo se vive casi como una discapacidad, con la que se permiten varias concesiones. Al  cumpleaños de un año de tu hijo en el campo cae en body y microshort, con sus tetas recién hechas con orgullo de nuevo producto en góndola, aunque la consigna era un evento relajado, y vos por hacerte la cool ni te sacaste las zapatillas. Y a pesar de que tu marido y todos sus amigos nunca recordarán en sus memorias ese día como el aniversario del natalicio de tu primogénito, sino el día de la paja colectiva con tu amiga en versión soft porn, vos se la dejás pasar. Cuando con todo el sacrificio vas al casamiento de una amiga a un mes después de parir, con el chico a cuestas, las pocas veces que podés volver a la pista después de dar de mamar, ahí está tu amiga barbie bailando con tu marido en el medio del baile, ella despampanante casi en pelotas vestida para matar porque acaba de cortar con el novio y anda de levante, pero no sabés porque razón es justo a tu esposo al que le hace el bailecito, lo que no parece ponerla incómoda, porque ante tu retorno sigue como si nada. 

lunes, 31 de agosto de 2015

Filialidades y fidelidades: 30 tipos de amigas que todas tenemos (Entrega V de VI)


21. La amiga veleta

Como la veleta, que se mueve según el viento, este tipo de amiga juega a estar o no aleatoriamente, dependiendo de muchos factores. Sin desmerecer la honestidad de su afecto, nunca sabés si efectivamente contás o no con ella: no te llama ni te mensajea, desaparece una temporada completa, un año te invita a su cumpleaños y el otro no, se olvida de contarte que tiene un embarazo de seis meses, pero es la primera en clavarse una tarde entera a organizarte la casa cuando se enteró que te quebraste y no podés moverte de la cama. Aunque tiene buenas intenciones, el problema es que una nunca sabe con certeza que lugar ocupa una en su mapa relacional.

Como trata de quedar bien con Dios y con el diablo, la amiga veleta se especializa en seguir teniendo buena onda con esas personas a las que juraste no volver a tratar, pero de buena o de cobarde, sigue frecuentando esas personas por vos proscriptas, a las que te tenés que fumar en su cumpleaños u otros eventos. Por  ahí la escuchás criticando a otra amiga, con la que la ves al día siguiente a los abrazos, lo que a veces te da a dudar de la veracidad de sus afectos. Sin embargo, cuando está, su presencia marca la diferencia porque juntas la pasan bomba. Cuando se separan, siempre te quedan las ganas de volverla a ver pronto aunque sepás que su presencia próxima es un misterio, mientras sentís cierta melancolía sobre porque es que no se ven más seguido.

22. La amiga solterísima

Orgullosa de su estado individual, la amiga solterísima es una militante activa del permanecer sola, sin importarle los candidatos que se le acercan o las citas a ciegas que vos y sus otras amigas le ofrecen. Lejos de verse afligida,  ella vive su independencia con orgullo y gracia, y cada vez que puede usa la frase “yo soy sola”, que los demás escuchan como una catástrofe, pero que en sus oídos suena como un premio. Con seguridad alguna vez estuvo enamorada, pero fue tanto lo que sufrió, que decidió ahorrar en lágrimas y complicaciones, y nunca más le dio otra oportunidad al amor, lo que no vive como un problema sino como una liberadora decisión. 

Así solita y todo, ella todo lo puede: es una excelente profesional, es económicamente autosustentable, viaja por el mundo cada vez que se le antoja, no ahorra en ropa, restaurantes ni cualquier otro gusto que quiera darse, porque para ella la vida está para disfrutarse y no para andar sacrificándosela por otros. Ama sus sobrinos y a los hijos de sus amigas, aunque la paciencia le dure poco. Escucha con atención los pesares, descargos y quejas de sus amigas sobre sus maridos, y el backstage tan poco atractivo de la crianza de los hijos, mientras agradece en silencio lo sabio de su opción: no sabe de pañales, de noches en vela ni de renuncias, jamás deberá compartir con otro su cama, se levanta y acuesta a la hora que se le canta, no tiene que consultar nada con nadie,  y salir un viernes o un sábado o cualquier otro día de la semana en el horario que se lo ocurra, es un acto natural, cotidiano y espontáneo.

23. La amiga hija de puta

La amiga hija de puta suele ser escorpiana, y si no lo es, la gente cree que es por un error astrológico.  Es brava, directa, no tiene miedo a nada ni nadie, sabe lo que quiere y como conseguirlo y suele faltarle el sentimiento de culpa, lo que la hace aún más poderosa. Como si hubieran entrenado su afectividad por algún comando de la Gestapo, la amiga hdp no cree en el amor, ni en las pasiones ni en las sensaciones; para ella la vida es todo un asunto de voluntades. No recuerdas haberla visto llorar en público, simplemente porque eso nunca pasó. Vive las excentricidades afectivas de sus amigas con la actitud de quien ve una película en un idioma que no entiende. Carece de paciencia para con la vida humana y sus debilidades, y no duda en hacerlo notar, dejando a la gente al ridículo, salvo que la afectada sea una amiga suya, a la que acogerá con ternura de madre y defenderá con garra de león, porque cuando entrega el corazón, lo regala íntegramente y para siempre, y no dudará en protegerte con su vida, como una loba feroz. Tenerla entre tus amigas es una gran tranquilidad, porque debido a sus habilidades para el mal y el ninguneo ajeno, nadie quisiera tenerla de enemiga.

Su vida es una lucha contra todos los frentes y pareciera que ella así lo disfruta. Tiene mil juicios en curso, a los que alimenta y persigue con una voluntad espartana. Se pelea con los vecinos, con los clientes, con los proveedores, con tus otras amigas, y con todos sus ex (a los que les sacó todo lo que pudo y más, a la vez que siguen siendo víctimas de su hostigamiento),  con las actuales parejas de los ex y con las ex de los ex. Se pelea con su madre por política, con sus hijas por las botas que no quiere prestar, con su marido porque le respira fuerte cuando está durmiendo, con la gente que tose en público sin taparse la boca, con la que no le da prioridad en la cola a una embarazada y con los empleados con poco entusiasmo.

Habla poco pero cuando lo hace tiene una puntería certera para trasmitir lo importante o simplemente su opinión, que no edulcora frente a ningún público. No es criticona en el estricto sentido de la palabra, porque prefiere el deleite de decir las cosas de frente, sobre todo las negativas . Se ríe de la gente y de sus defectos sin disimulo, pero sus observaciones son de una agudeza tan exacta, que al escucharlos, aunque te lo propongas, no podés dejar de reírte a las carcajadas, más allá del cargo de conciencia, mientras rogás no pelearte nunca con ella porque sabés que tiene no sólo la información, si no también, probablemente, la más lograda habilidad de darte por donde más te va a doler .

24. La amiga espiritual

Gracias a Dios, y nunca mejor dicho, en casi todos los grupos contamos con un ejemplar de amiga espiritual. A ella recurrimos sobre todo en momentos de necesidad, como cuando buscas un consejo difícil,  en velorios, cuando te querés casar, bautizar un hijo o donar algo para alguna colecta.  Siempre tiene línea directa con algún cura, monja, pastor, mediador o maestro, a los que recurre constantemente, y a los que contactará según nuestra necesidad. Es tranquila, segura y de bajo perfil, salvo cuando las circunstancias la llaman a tomar el protagonismo, donde se lucirá estupendamente, haciendo más que ninguna y diciendo las palabras exactas en el momento adecuado. Son reservadas y suelen no criticar, pero las pocas opiniones que comparten, son tomadas como referencia y marcan una estatura moral en el grupo que tiende a imponerse en las ideas, aunque pocas veces en la práctica. Por momentos, a veces podemos percibir como aburrida, pero esa quietud no es otra cosa que el ritmo de su paz o estado alfa.

Si es católica, vestirá modestamente, con un prolijo y sobrio pelo largo, atado o suelto, según edad y circunstancia, y usará alguna que otra cruz o medalla y unos infaltables aros de perlas. Si práctica alguna religión alternativa, se vestirá en un look neo hippie oriental, practicará la meditación zen, hablará despacio y su alimentación irá mutando al vegetarianismo o algún otro estadio de purificación metabólica. Si es judía, será la anfitriona por excelencia, naturalmente sociable, conocerá a las viejas y nuevas generaciones de la comunidad y será una celestina imparable.

25. La amiga loba

Ella es una come hombres y disfruta en cuerpo y alma su calidad de diva. Vive para seducir de pensamiento y palabra y sus días son un agite constante para lo que va a vivir de noche. Voluptuosas por lo general, seguras, exitosas, poderosas, invencibles, elegantes, coquetas y sexys a toda hora, son buenas amigas pero mejores amantes. Disfrutan del sexo y de los excesos sin culpa, y  las más radicales sostienen que el amor arruina la atracción sexual, por lo que si se enamoran, no escatimarán en aventuras alternativas, cosa de no bajar la calidad de sus orgasmos.

Es la que se encarga de organizar todas las despedidas de soltera del grupo y nunca se le acaba la dosis de novedades para sorprender en cada evento. De tanta experiencia en este tipo de celebraciones desfachatadas, cuando al grupo le llega el momento ya de celebrar un baby shower o un bautismo, le es inevitable arrastrar algunos vicios del rubro, entonces se cuelan sin querer en estos inocentes eventos de pañales y tules blancos, algún nuevo producto de su revendedora de tupper sex o la última novedad en vibradores anatómicos.


De una agenda muy ocupada, sobre todo de noche, son muy sociables pero casi exclusivamente con la tribuna masculina, de la que consiguen favores imposibles que ella usa como comodines, para contactos laborales, agilizar algún trámite o lograr gestiones que a otra le demandarían años.  Aunque no cae bien entre las mujeres, es muy estimada por sus amigas. Sus aventuras suelen ser un soplo de aire fresco para la convencionalidad sexual del grupo, aunque la amiga loba blanquee en realidad la mitad de sus andanzas. Son las mejores consejeras a la hora de ponerle pimienta y combustible al amor, con secretos afrodisíacos que ellas comparten orgullosas.

lunes, 24 de agosto de 2015

Filialidades y fidelidades: 30 tipos de amigas que todas tenemos (Entrega IV de VI)


16. La amiga ocupada

Su ritmo de vida es vertiginoso como el de una montaña rusa: anda a mil, tiene dos teléfonos de sus dos trabajos, sus encuentros son siempre a las apuradas, come para llevar mientras lleva su cuerpo a algún lado porque vive llegando tarde. Vive cada día como el último, por lo que todo es para hoy, si no pudo hacerlo con la anticipación de ayer. Como si no corriera todo el día, su único momento de tranquilidad es salir a correr, aún lo fuerte de la contradicción.

Si algo le admiramos a esta amiga es su capacidad de multitasking: mientras maneja, lee, se corrige la pintura de uñas y va armando en su cabeza la exposición del nuevo proyecto que presentará en la empresa la semana próxima. Suele no llamarte por teléfono porque eso para ella es perder el tiempo, lo que sustituye con un Whatsapp o una nota de voz. Mientras se junta con amigas, organiza su agenda, a la que carga a todos lados, limpia su cartera o hacen algún trámite bancario sin perder un ápice del hilo de la conversación.

No son pocas las veces en las que te dice que no puede participar de alguno de los programas por lo abultado de su agenda, pero aunque sea tarde, trata de llegar. Eso sí,  a abstenerse de pedirle que haga las compras para alguna cena, que sea la encargada del regalo grupal, que se junte para organizar el video sorpresa para alguna amiga o que te ayude a decidir tu vestido de novia, porque nunca tiene tiempo para esas nimiedades. Sin embargo, por aquellos misterios de la vida, anda siempre con pelo de peluquería, tiene su placard a la moda, nunca está sin depilar, paga todos los impuestos al día y jamás renuncia a sus dos sesiones semanales de mensaje, lo que irremediablemente te lleva a desconfiar si lo que no tiene es tiempo o tiempo para alguien que no sea ella.

17. La amiga autodestructiva
Con mejores o peores momentos, cualquier grupo de amigas mujeres cuenta con la amiga con tendencia autodestructiva que necesita la contención de todas. Por supuesto que fuma sin parar, chupa y putea como un huaso, y para ella la vida es una mierda por definición. No hace deporte ni se cuida en las comidas ni en nada porque argumenta que de algo se ha de morir, y mejor morirse a tiempo cuando aún quedan ganas de vivir y no siendo una vieja decrépita. Se lleva mal con su cuerpo, abusa de los fármacos, y se exceden en la comida o suelen prescindir de ella, de acuerdo al estado de ánimo o al desarreglo alimenticio de turno.

lunes, 17 de agosto de 2015

Filialidades y fidelidades: 30 tipos de amigas que todas tenemos (Entrega III de VI)

11. La amiga médica
Con o sin título oficial que la avale, porque a veces no estudio medicina o enfermería sino que es la mujer de un médico o visitador médico,  una madre muy experimentada por la casuística familiar, una hipocondríaca orgullosa, o una simple y muy talentosa autodidacta, la amiga médica va a ser consultada por todas sus amigas, sus hijos y los hijos de sus amigas, sobre que tomar para librarse de tal o cual virus o  sobre que dieta seguir en caso de indigestión. Se toma su tarea tan a pecho, que se niega a apagar el teléfono por las noches, no vaya a ser caso de que algún enfermo la solicite.
En su heladera puede faltar la leche, el queso o algún otro básico, pero jamás su botiquín andará desprovisto de algún medicamento presente en todo vademecum respetable.  Cuando viaja, lo primero que prepara es el “bolsito de los remedios”, un bulto con entidad propia y peso considerable, al que lamenta tener que despachar a bodega después de las restricciones impuestas al líquido y otras sustancias medicinales en los aeropuertos internacionales después del 11 de septiembre, y sobre el que todos sus acompañantes descansan, porque si ella viaja, no faltarán los trucos para recuperar la salud.

En su cartera lleva siempre pequeñas dosis tamaño muestra gratis de su botiquín básico, el que también incluye los rubros dermatológico y psiquiátrico, porque siempre está lista para ofrecer antídotos inmediatos frente a cualquier dolencia, a donde quiera que vaya, así sea a la esquina.
Es asombrosa su memoria para retener y repetir nombres de remedios, en versión genérica y por nombre comercial, como la posología indicada y sus efectos secundarios. Le encanta escuchar síntomas y teorizar sobre posibles diagnósticos, para luego darte con el medicamento o tratamiento indicado. Conoce toda la nómina de médicos de los principales hospitales de su ciudad, y hasta puede reseñarte una opinión de cada uno de ellos. A veces está tan segura de sus conocimientos que hasta suelen rivalizar teórica e imaginariamente con algún médico oficial, proponiendo alternativas diferentes a lo recomendado por el profesional.

Si la amiga médica es además una profesional de la salud con licencia, de igual manera la verás haciendo recetas para comprar pociones analgésicas contra el herpe bucal aunque su especialidad fuera la urología, o firmando órdenes de masajes para solicitar cobertura a tu obra social aunque su rubro sea el oftalmológico. A ella la llaman tus hijos a las once de la noche de un domingo para que complete la ficha médica del colegio por ser el día siguiente el último día hábil en que podían entregarla.

12. La amiga obsesiva de su cuerpo
La querés mucho así como es, pero salir a comer con ella es un verdadero bajón. Su lista de restaurantes donde puede encontrar alimentos aptos para su rutina a dieta es tan reducida como las calorías que consume, y aunque varias veces la convenciste y te acompañó a algún comedor como la gente, al final vos fuiste la que te arrepentiste siempre, como esa noche de invierno ideal para comerse todo, en la que te bajaste una lasagna casera y media con dos botellas de vino tinto, mientras su lánguida silueta hacía sombra comiendo una hoja de lechuga y tomando agua con limón.  Tampoco es recomendable que ella haga el pedido de delivery, porque todo el grupo se morirá de hambre.  Aunque no creamos que sea verás, ella dice que no le gusta el pan, las pizzas,  el lomito, ni las hamburguesas, por lo que si el programa es juntarse a comer en un casa, ella caerá con su vianda de atún y un tomate. En su alimentación, prioriza todo tipo de semillas, hojas verdes y jaleas reconstructivas.

lunes, 10 de agosto de 2015

Filialidades y fidelidades: 30 tipos de amigas que todas tenemos (Entrega II de VI)

En esta entrega, la amiga enamoradiza, la amiga sincericida, la amiga indecente, la amiga "friendemy" y la amiga intensa.


6. La amiga enamoradiza

Le gustan todos pero ese no es el problema;  lo malo es que se enamora fácilmente y en cada hombre que le da amor y luego se va, a ella se le va también una parte del corazón en cucharitas.
La amiga enamoradiza celebra el amor en todas sus formas y manifestaciones. Ama el rosa, los corazones, la pastelería, los detalles, el encaje, las novias, los bebés, las princesas, lo artesanal y las revistas de chimentos. Es melosa, cursi y empalagosa por definición. En el secundario, mientras el profesor dictaba clase, escuchaba a escondidas el combo Luis Miguel – Ricky Martín – Enrique Iglesias, a la vez que se hacía en su pelo un rulo involuntario con su dedo o comía nerviosamente su lapicera mientras pensaba en su chico del momento. No sorprende que allá sido la creadora de algún club de fans de alguna estrella berreta de la adolescencia. Quince años después, escucha nuevas versiones de los mismos autores y los chicos pop del momento en Radio Mía o alguna versión de radio de románticos local.  

Cuando fija su intención en alguien, investiga el perfil de usuario del galán en cada minuto libre que tiene o mira detenidamente su foto de Whatsapp por miedo a olvidarse de su cara. Su pasatiempo favoritos son las novelas, y como si tuviera el don de la bilocación, mira todas y a toda hora con la fidelidad de una fanática. Si sabe que va a perderse un capítulo, lo graba; los viernes a la noche suelen ser su peor momento en la semana, porque tiene que sufrir el “continuará” hasta el lunes, salvo que llegue a salir con algún chico después, lo que la ayuda a pasar el trago amargo del suspenso. Se compenetra de tal manera con los personajes, que los protagonistas de los culebrones de turno invaden su vida afuera de la pantalla, y la de su prójimo inmediato, porque ella compungida cuenta lo que le pasó a Sherazade o al Onur de turno a la gente que la rodea como si a alguien en realidad le importara, compara situaciones reales con lo que pasó en la tira la semana pasada, y a sus amigas, le encanta darles consejos basados en la experiencia que ella minuciosamente capturó en la trama ficcional.

Divide sus etapas en la vida de acuerdo al novio de turno, y cada vez que se enamora , lo que suele pasar con una velocidad de trueno, está convencida de que “este sí es el amor de su vida”. Apenas los candidatos le muestran deseos de “conocerla”, se dispone con tal envión que no sólo se presta para compartir un rato, sino que entrega en el mismo acto, la cama, la comida del plato, los gastos, el auto, sus propios gustos, que adapta con una capacidad de prodigio a los caprichos del otro, y sin duda, el corazón.

Cuando la relación funciona sobre ruedas no hay otro tema que el amor y/o “él”, que para ella es lo mismo. Suele adaptar todas sus palabras al diminutivo, para concluirlas con un “gordi”, “bebé”, “cielito” o alguna otra cursilería lingüística que se le pega con la decisión de un tic. La amiga enamoradiza nunca “coge”, sino que “hace el amor”. Deja el boliche y su compañero de caza, el alcohol, y sus nuevos programas favoritos son ir a ver comedias románticas llenas de parejas cursis y enamoradas como la de ella, ir a comer de a dos a algún restaurantito y levantarse temprano para desayunar de a dos en algún café, tomar un helado, o cualquier actividad que se resuma en comer, tocarse o estar echados, pero de a dos. Suele olvidarse que existe a pesar de su novio, y lo lleva como una prolongación a donde quiera que vaya, de compras, a hacer un trámite, o a lo de una amiga, donde lo deja depositado en algún sillón viendo televisión, mientras ella charla animosamente. La amiga enamoradiza se enamora especialmente de ese tipo de hombres chicle, que se pegan al zapato con la fuerza del poxipol, y no se despegan a pesar de los esfuerzos.

lunes, 3 de agosto de 2015

Filialidades y fidelidades: 30 tipos de amigas que todas tenemos (Entrega I de VI)

Una mujer se hace mujer construyéndose en su identidad por la relación con sus mujeres. Su madre será su primer amiga y después su primera enemiga, situación que en un final feliz se revierte años después; luego lo serán sus hermanas, y con suerte aunque no sin varios entredichos, lo serán toda la vida. Hasta que en la vida ella va eligiendo a las mujeres que pasarán junto a ella los mejores momentos de su vida, los más divertidos, los más solitarios, los más dolorosos, los más emocionantes, los más mágica o envenenadamente rutinarios.
Pero como situaciones de la vida, la mujer tiene varios tipos de amiga en su haber. Acá retratamos algunos (unos 30!):

En esta entrega: La amiga "yo nunca", la amiga insegura, la "sandwichito de miga", la negativa y la "in".

1. La amiga “yo nunca”
Todos tenemos una amiga “yo nunca”. Según ella, su vida es una sucesión de decisiones ordenadas para imitar, convicción que repite cada vez que te da un consejo utilizando algunas de sus sagradas experiencias con frases como: “Porque yo cuando….”, “A mi cuando me pasó,….”, “Yo sé lo que es…”. Nunca tomó de más, nunca se peleó con su novio, nunca se equivocó, nunca habló de más, nunca les salió una cana, nunca probó el alcohol, por supuesto nunca se drogó,  nunca fingió un orgasmo, nunca dio un paso en falso, o al menos eso sostiene, razón por la que al resto le da tanto gusto encontrarle una falta. La “Yo nunca” no es que juzga, sino que es una fundamentalista de su modo de ser y de pensar, y aunque nunca NADA, se siente con autoridad y estatura moral para aconsejar a quien quiera y no escucharla.

Su novio es el mejor, y nos pasamos tardes enteras escuchando sus virtudes con el ánimo de dejar en descubierto algún gris del impoluto príncipe. La amiga “yo nunca”, nunca admitiría haber hecho dieta, ni aún ese verano a sus dieciocho años cuando bajó diez kilos de repente y para después no recuperarlo jamás.

Siempre está bien, nunca tuvo mal humor, nunca la cagaron, y si alguien lo hizo, ella pudo salir aireosa y fortalecida para contarlo. Es una presencia positiva en el grupo, siempre va a tirar para arriba, y como tiene un gran ánimo y una alta autoestima, organiza actividades geniales y divertidas, que depende el ánimo general, tienen más o menos adeptas.  Su inmaculada concepción de sí misma, que de tanta buena suerte no está acostumbrada a asumir y reconocer frente al resto las pequeñas y grandes catástrofes de la vida cotidiana, la perjudica un poco para encontrarse con las vivencias de las demás amigas del grupo, por lo que cuando hay que echar bronca con alguna, la liga la “yo nunca”, pero no por que sea mala, sino por hacerse ver tan perfecta, lo que genera involuntariamente una a veces volátil desconfianza.

lunes, 27 de julio de 2015

Eventos, encuentros y desencuentros (Entrega III de III)

El pack Navidad – Año Nuevo

Llega diciembre y en nuestra vida se realiza un verdadero borrón y cuenta nueva como ninguna otra vez en el año. Los primeros en sentir ese alivio son los chicos, que ya terminaron las clases, y si Dios quiere (pero más si ellos se esmeraron y estudiaron), pasaron de curso también.
Cuando todavía formábamos parte de la dinámica escolar o universitaria, éramos más conscientes de ese cambio, de esa oportunidad de poder ver con orgullo y/o autocrítica el camino transcurrido, descansar un tiempo para retomar fuerzas y encarar con entusiasmo los nuevos desafíos. De escolares, pasábamos de año y archivábamos las carpetas, libretas y libros ya obsoletos y nos lanzábamos a disfrutar de las a veces no tan merecidas vacaciones, sin pausa ni prisa. Teníamos casi tres meses de vacaciones por delante, y aunque hoy nos parezca un lujo casi obsceno, para la manera infantil de medir el tiempo, tres meses se pasaban volando, aunque algunos, los más intelectuales, se aburrían, e invertían el último coletazo de días para rescatar los pocos útiles que podían salvarse, y ansiosos cumplimentaban el listado de útiles y bibliografía escolar que preparaba la nueva y misteriosa maestra. Yo era una de esas estudiantes.

Aún de más grandes, en la edad universitaria, estudiaras o sólo te dedicaras a trabajar, ese bache paradisíaco en el calendario se vislumbraba como un derroche de horas para gastarse en joda, eventos de despedida de año con toda nuestra red social, para irse de vacaciones o dormir, comer y disfrutar sin culpa ni responsabilidades. Pero a medida que crecemos, el combo fiestas de fin de año irrumpe en el calendario mostrando otra cara diferente a la despreocupada vivencia de antaño, y nos muestra su verdadero rostro de Apocalipsis.

Para empezar, en nuestros países del culo del mundo, las corridas de fin de año, el hacer trámites, sacar y poner los chicos, comprar los regalos, decidir con quien pasar las fiestas, organizar las fiestas, preparar la comida de las fiestas, hacer las compras para la comida de las fiestas, los eventos de despedida de año, pago de impuestos (todo se complota para vencer a fin de año), organizar las vacaciones, con el tráfico más maldito que nunca, el hacer cola para cualquier movimiento y acción que quieras hacer en la vía pública, y otros mandados típicos de este época del año, transcurren nada menos que en una atmósfera cuya temperatura promedio ronda los 40 grados centígrados a la sombra. El conjunto de los aires acondicionados prendidos a full forman un ruido permanente en el ambiente, que de tanto que nos acostumbramos a él ya no lo escuchamos, salvo cuando nos percatamos de su catastrófica ausencia, cuando por los típicos cortes de luz de la época, dejan de funcionar. Ni aún con todas las frigorías puesta en acción, es viable la supervivencia en la jungla de cemento que en estos días muestra su peor versión.

lunes, 20 de julio de 2015

Eventos, encuentros y desencuentros (Entrega II de III)

Feliz cumpleaños a ti
El rito del festejo de cumplir años se centra en agradecer la vida, ese año más que transcurrimos por estas latitudes, lo que no es poco, ya que nadie sabe con precisión cuanto tiempo andaremos por aquí, por lo que hay que celebrar cada ciclo que nos dan de prestado. Sin embargo, en los últimos tiempos, la celebración del natalicio se ha convertido en una desafiante prueba de supervivencia  para el que debería ser el agasajado. No obstante, esta tendencia, tiene claramente sus peculiaridades: este síntoma, afecta con exclusividad al género femenino, ya que el hombre, tiene otra manera de conmemorar dicha celebración.

-       El cumpleañero

Salvo preocupantes excepciones, el hombre recibe su cumpleaños, su boda o cualquier otro evento que lo tenga como protagonista, con la misma naturalidad y expectativa con la que se toma un vaso de cerveza en el patio de su casa la noche más calurosa del año, sin ningún preparativo o formalidad,  disfrutando hasta el último sorbo de sabor y frescura, sin conocer apuro o culpa por tanto gozo.

El hombre se levanta el día de su cumpleaños con la chochera de festejar la vida, y enfrentará la jornada con la misma paz que todos los días del año, sólo que un poco más feliz. Se vestirá con lo que encuentre que esté lavado, irá a trabajar, practicará su deporte favorito, irá a la cancha si le toca, y charlará con toda persona que lo llame para festejar su dicha, sin mostrar preocupación o prisa alguna . Lo llamará su madre, el resto de su familia y algún amigo muy cercano, porque con seguridad la gran mayoría de sus amigos no lo llamará (a lo sumo le dejarán un mensaje en Facebook), le caerán por la noche a su casa con la decisión de una plaga, dando por sentado que hay fiesta, no le harán ninguno regalo y, como si fuera poco, lo pondrán como punto de todas las bromas del encuentro, y a medida que transcurra la noche y el alcohol, le pegarán y/o realizarán algún tipo de tortura que cause la risa en todos los presentes. Así tienden a relacionarse los ejemplares de este sexo en el natalicio de un par.

Si hay en su vida alguna novia o mujer interesada, esta vivirá el cumpleaños de la pareja como una oportunidad para delimitar territorio con cualquier otra hembra, tal como mean los perros las zonas que le pertenecen, por lo que aprovechará para desbordar sus enérgicas manifestaciones de cariño, y le anticipará por horas el deseo de cumpleaños vía telefónica, le enviará un mensaje de texto minutos antes de la medianoche, si no es que ya está con él. Lo llamará en el desayuno, le escribirá un mensaje en Facebook que haga notar sin duda alguna el vínculo que la une con el cumpleañero, entre otros acosos que culminarán con llevarle la torta, el regalo y por poco cargarle la sombra al asfixiado ser.

lunes, 13 de julio de 2015

Eventos, encuentros y desencuentros (Entrega I de III)


La vida social es un ámbito en el cual la mujer tiene un rol protagónico, sobre todo a la hora de organizar aquellos momentos que luego quedarán en la memoria de todos como relajados instantes de gozo, olvidándonos del trabajo y stress de su preparación.
Los hombres, en cambio, tienen la habilidad de poder disfrutar plenamente de estos encuentros, porque por  lo general, aunque sean ellos los que convoquen, tienden a sentirse siempre muy bien invitados, y desde la comodidad de un sillón ejercen el derecho de sentirse de visita aún en su propio hogar, y a deleitarse con las comidas, las bebidas y la buena compañía sin ninguna interrupción, salvo cuando llama la irrenunciable necesidad de dirigirse al toilette.

Las "Marta" y las "María"

Quien haya alguna vez tenido contacto con el Cristianismo, recordará esa imagen bíblica de Jesús visitando a las hermanas Marta y María: María se sentó a escuchar embelesada las novedades del iluminado, mientras Marta iba y venía trayendo y llevando trastos, comidas y bebidas. Enojadísima, la pobre infeliz le dice a Jesús que por favor le diga a la fresca de María que mueva un poco el traste para ayudarla; sin  embargo, Él le contesta: “Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. Pues María ha escogido la mejor parte, la cual no le será quitada”[1].
Más allá de la enseñanza bíblica de preocuparnos por lo importante y no por lo urgente, a la luz de este ilustrativo evangelio, podemos dividir a las mujeres en dos clasificaciones en su rol frente a la gimnasia social: las “María” y las “Marta”.
Si algo es seguro, es que las “María” saben disfrutar de la vida, y las urgencias domésticas no ocupan su tiempo ni preocupación. Las “María” son aquellas verdaderas amantes de los encuentros sociales, las muy relajadas a las que nada les roba su tranquilidad, o al menos las que hacen lo mínimo e indispensable pero con antelación, para evitar cualquier trajín, que les impida disfrutar en cuerpo y alma el convite y todo su circo. Llegás a un evento organizado por una “María”, y con todo en su lugar, te recibe ella recién bañada (porque acaba de volver del gym) de punta en blanco con conjunto con el color de moda (que acabas de ver en la tapa de la “Para ti Colecciones” en el kiosko de revistas desde la ventanillas del auto, y que como todos las temporadas, nunca conseguís por que se agota antes, por lo cual quedás nuevamente en la ignorancia desnuda sobre lo que vendrá), con copa de champagne en la mano, luciendo el corte de pelo del momento y una sonrisa generosa para reír de cualquier vanalidad que surja en el jolgorio.
Las “Marías, en su versión radical, son capaces de recibirte hasta perfumadas pero sin la menor idea de que es lo que comerán las veinticinco personas que espera en su monoambiente. A “María” no se le ocurriría invertir un suspiro de su tiempo en amasar ñoquis para todos los cuerpos presentes, ni en hacer empanadas caseras para todos. Seguro que no sabe ni cocinar. Pero como siempre, todo se resolverá de alguna manera u otra, entre que se actualiza en un chisme o comenta sobre lo feo que le queda el corte nuevo a la vecina. La comida no sólo termina estando riquísima, sino que además, suele dejar obnubilados a los invitados, porque ese talento que tiene para todo salirle bien, se agudiza en su capacidad de elegir un delivery, siempre a la vanguardia del plato de moda en el catering del momento. Cuando todos estaban todavía con la pata flambeada ella innovó con las pizzas a la parrilla, fue la primera en invitarte a un resto tex mex cuando lo único que recordabas de comida mexicana era gracias a tu infancia viendo al Chavo del Ocho. A ella le debés tu destreza en los palillos chinos, el día que en su cumpleaños humilló sin quererlo a todo el equipo comiendo sushi con talento de samurai, mientras presentaba a los invitados las distintas variedades de maki en japonés original, y no te quedó otra que lanzarte en la sofisticada técnica o morir de inanición. Como era de esperarse, este y los otros gustos orientales le quedaron ya un poco pasados de modas, con la excepción de cuando van en fusión con la comida peruana, “el” estilo culinario en boga, que sólo se ve eclipsado a veces por la comida molecular.  Como sea, todo lo habrá dispuesto para poder charlar con cada uno de los visitantes que la conmemoren con su presencia, y disfrutará cada episodio de la charla y el baile, los que se verán solo interrumpidos para saludar a los que van llegando o despedir a los que van partiendo.

lunes, 6 de julio de 2015

De doctores y dolores (Entrega II de II)

Depilación = Flagelación

Siguiendo sobre las prácticas de tormento más avanzadas, llegamos a la flagelación por excelencia que es la depilación. En nuestro país, hay casi una casa de depilación por cuadra, y como ninguna otra mujer en el mundo, parece que nos encanta andar a lo pelado como si una naturalmente viniera lampiña a este mundo. En nuestra sociedad, tener un pelo en otro lugar que en la cabeza, las pestañas o las cejas, califica en la categoría de pecado mortal. Algunas de mis amigas se depilan los bigotes con tanta frecuencia como lavan sus dientes. Es preferible llegar a una fiesta con la franja roja de irritación en el boso que alguien llegue a sospechar que esa sombra que se adivina a contraluz es la pelucita del bigote.

Si una tiene la malafortuna de que un hombre te roce sin querer tu pierna pinchudita de tres días sin rasuradora, dicho accidente se asimila casi como un suicidio público. Si pensás que por las zonas bajas puede haberte crecido un ejemplar, suspendés el traje de baño hasta que reúnas el tiempo y el coraje para su extirpación, aunque la temperatura haya superado los 50 grados. Tener vello en las axilas y que alguien lo descubra es una humillación de primer orden. Y cuando nosotras o algún conocido tiene la suerte de viajar al exterior, nos escandlizamos de los moncholos que las europeas muestran orgullosas, bajo los brazos, en el cavado o en zonas más profundas aún. ¿Dónde nos habremos contagiado de esa chaetofobia (sí, ese es el nombre que recibe la fobia al pelo) tan marcada en las mujeres argentinas?

Para no caer en la vergüenza de que alguien descubra que somos humanos y como todo mamífero tenemos algun vello en alguna parte (sic), nos sometemos a variados métodos de suplicio ideados para atacar estos crecimientos inoportunos que surgen en la piel. Comunmente, toda mujer preferiere la tortura del despelaje al bochorno de verse parecida a un chimpancé. La más antigua de las herramientas, la pincita de depilar, que puede ser una verdadera arma de martirio si es aplicada sobre algunos pelos de zonas específicas, como la nariz o los dedos del pie. Hay que convenir que la rasuradora o vulgarmente conocida “track” es muchísimo menos violenta en su desempeño, pero no se te vaya a ocurrir ponerte crema o nada con alcohol luego de habértela pasado porque sentirás un ardor de quemadura en segundo grado. Lo negativo de este utensilio es que en dos días, en vez de tener el pelo que tenías antes de haberla usado, tus piernas parecerán dos ejemplares de cactus autóctonos del desierto de Atacama, sobre todo si están verdes por la falta de contacto con el sol, por lo que es prudente reservar este método engañoso para ocasiones especiales exclusivamente.

La técnica más común por nuestra tierra es la extracción de la vellosidad a través del uso de cera vegetal. La depiladora, que conviene tener siempre de aliada porque te la puede hacer pasar realmente mal, calienta al frente tuyo el cerumen a una temperatura infernal, y cuando está bien derretido te embarduna la pelambre con el ungüento pegajoso, espera hasta que se te seca y hablandote de huevadas para distraerte, tira de este menjunge duro que tenés pegado a la piel con todas sus fuerzas para arrancar de raiz todo pelo que haya usurpado un poro en tu dermis, mientras vos insultás del dolor a la cera, a la depiladora, a tu marido, al albañil de tu casa, a la concha de la lora y a cualquier individuo que en ese momento desgarrante se te ocurra putear. El dolor de ese tirón, especialmente del primero, es tan profundo que no es raro que días después la mujer depilada tenga pesadillas con el asunto. Lo peor del caso, es que antes de que se cumplan los veinte días del sucedido, hay que estar acudiendo nuevamente a la terrorífica cita.

lunes, 29 de junio de 2015

De doctores y dolores (Entrega I de II)


La vida de la mujer es un camino lleno de desafíos, pero también, un sendero lleno de dolores específicos de su sexo ( forzados o voluntarios ) que hacen todavía más complicado su transcurrir. Aquí enumeramos algunos de los tantos sacrificios a los cuales exponemos nuestros cuerpos las mujeres.
El alto precio de la belleza
Hasta mitad del siglo pasado, y por más de mil años, la belleza de una mujer china se medía por el tamaño de sus pies. El objetivo era lograr unos pies diminutos, de 7 cm, como en el siglo X lo había conseguido la amante preferida del emperador Li Yu vendando sus pies con cintas de seda. Esta extraña moda la siguieron las bailarinas del palacio para remarcar la gracia de sus movimientos y de allí se ramificó a las clases más altas. Para el siglo XVI, los “pies de loto”, como le llaman, estaban extendidos en todos los estratos sociales chinos, pero ya no para realzar los movimientos, sino para restringirlos, como lo dictaba Confucio, que propugnaba para la mujer una vida doméstica, dedicada exclusivamente para la maternidad, el cultivo de la virtud y el trabajo manual. Casi inválida, sólo habilitada para dar unos pequeños pasos, la mujer quedaba limitada exclusivamente a la vida en el hogar.
 Un cara bonita, es un regalo del cielo, un par de pies bonitos es trabajo mío”, expresa un dicho chino sobre este sacrificio que se iniciaba un día especial, previo a una consulta astrológica, cuando la madre de la niña, a sus cinco años, le cortaba las uñas de los pies y se los ponía en fuentones con mezclas de hierbas y sangre animal para prevenir infecciones. Posteriormente, le quebraba los dedos (con excepción del dedo gordo) y los aprisionaba contra el talón para luego cincharlos con seda o algodón. La hija sufrirá un dolor insoportable hasta dos años después de realizada la intervención, cuando se producía la muerte del nervio. Este ritual se repetía cada dos días con vendas limpias y durante diez años, imposibilitándola de caminar en este tiempo. Esta práctica fue abolida por los comunistas allá por 1911, ávidos de mayor mano de obra socialista y dentro de un plan de revalorización del rol de la mujer en la sociedad.
Otro ejemplo parecido, son las mujeres de cuello de jirafa (o padaung) de la etnia tibeto-birmana Karen, ubicadas en algunas zonas de Tailandia. La iniciación en esta práctica también comienza a los cinco años, en una noche de luna llena, donde la “afortunada” recibe un prolongado masaje con una poción secreta para relajar el cuello. Luego lo ejercitan por más de una hora, para luego agregarle un collar con la forma de rígidos anillos y de diez centímetros de ancho para ir presionando la clavícula hacia abajo. El ritual se repite cada dos años, agregando un anillar cada vez más ancho. Cuando el cuello de la mujer alcanza su altura máxima, no podrá volver a moverlo jamás.
Aunque estas prácticas puedan resultarnos impresionantes y barbáricas, pero lejanas, quiero recordarles que como mujeres de esta sociedad occidental, a todas nos gusta vernos bien: odiamos estar gordas, queremos estar a la moda, siempre jóvenes, prolijas, limpias y perfumadas. Esa carrera inevitable contra el tiempo, los kilos, la gravedad y la industria de la moda, es una guerra de mucho sacrificio, donde asumimos una considerable carga de dolor voluntariamente, siguiendo parámetros de belleza de alta exigencia, que muchas veces atentan hasta con nuestra salud física y, tal vez, también mental.
A ver… ¿ quién no se ha cagado de hambre una semana antes de un casamiento para estar y mostrarse flaca frente a esa muchedumbre que en realidad ni te importa, y mientras andabas famélica te sentías encarnando en la vida de algunas de estas modelos espantapájaros, que encima tienen el tupé de decirle al mundo que comen de todo y son flacas porque sí, cuando vos y todas sabemos que para parecer un esqueleto como ellas, hay que cerrar la boca, sino te llenas de relleno, como te pasa a vos?. Sé que cada una tendrá muchos más estos tristes ejemplos de compartir.
Ni que decir del dolor insoportable de una cirugía de lolas, de cola, de pera, de nariz, párpado, panza, etc. Con los liftings, lipos, relleno, botox, electrodos y otras técnicas prometedoras, la industria de la estética ofrece soluciones para la belleza que poco distan de las crueles modas que antes citábamos, sin embargo, quien está decidido por una cirugía o tratamiento para verse mejor, poco más importa.
La peluquería, ese lugar tan especial
Un lugar específico de tortura es la peluquería. Es verdad que en la mayoría de los casos a uno no le preocupa todo lo que sucede durante y adentro de ella, porque por lo general una sale divina y eso es lo único que vale, pero sí debemos reconocer a lo que de vez en cuando nos exponemos, sobre todo mujeres mayores, con una frecuencia casi semanal.
La primera gran prueba es la llegada a la peluquería: nunca sabés cuanto tendrás que esperar, por lo que cada vez que una se dirige a mejorar su cabellera, hay que estar anímicamente preparada para lo peor. Esperar no es tanto el problema en sí, sino estar esperando a merced de las revistas de segunda que habitan las peluquerías, y lo que es todavía peor, al altísimo costo de compartir esas horas con algunas de las otras clientas. Entrás y nunca sabés con quien te vas a encontrar, lo que puede resultar en una muy poco grata sorpresa. De repente, por querer cortarte el pelo justo ese día, te encontrás con esa compañera del colegio que hacía muecas con la cara todo el tiempo y que no ves hace 15 años, y tenés que fumarte que te cuente el color de la caca de la hija, toda la historia de su ascenso laboral (de la cual encima intuís que gana el doble que vos) y las mañas de su marido en la cama. También puede ocurrir que coincidas en tiempo y espacio con tu ex suegra, cuyo hijo te odia justificadamente, y tengas que ensayar la cara de nada frente a sus reproches primero y llantos de emoción después. Ningún peinado por más fantástico vale semejante sacrificio.
No obstante, creo que no debemos subestimar el valor protector de las revistas de entretenimientos contra personas con las cuales no querés entablar relación, como la mencionada ex compañera de escuela o la vecina que te va a volver a mencionar lo de que tu enredadera le tira hojas a su patio. Directamente desplegás la publicación, tapás con la revista todo rastro facial para que no sospechen de tu presencia y las espías desde arriba de las hojas cuando estén distraídas si queremos chusmear.  Además, su poder de distracción llega a ser tan poderoso, que atender por unos minutos la información tan poco relevante que nos ofrecen, hasta hacen olvidarnos por un rato los dolores en la cabeza que nos provoca sin intención nuestro amable peluquero.
Por otro lado, vale precisar que ni los titulares ni las fotos más entretenidas pueden abstraernos  a veces de algunas molestias tan severas como la de “la gorra para los reflejos”, proceso en el cual luego de vestir la cabeza con una gorra de plástico, el peluquero procede a separar con una aguja de tejer al crochet, pelo por pelo los mechones que serán decolorados. Juró que hay días que esta artesanía que se realiza en mi cabeza se siente de una crueldad primitiva. Ni te digo si lo que sigue después es el brushing, cuando ya tenés el cuero cabelludo sensible e irritado.
Otra tortura es el alisado permanente, en el cual durante 4 horas, mientras se te acalambran las fosas nasales por inahalar formol o algún otro químico similar, te tironean infinitas veces cada mechón con una planchita. El pelo te queda lacio como pelo de chino por unos meses, es verdad, pero no te avisaron que en realidad se te desintegro la mitad de la cabellera y que ahora andás respirando material radioactivo alojado en tus pulmones.
Soy una convencida que tanta revista superficial y chimentera que pulula en las peluquerías puede desacomodarnos las ideas y, en vez de hacernos el peinado que queríamos, marearnos de tal forma para que dejemos el recinto con un cambio de look total, más el infaltable baño de crema que siempre ofrecen por las dudas. Y de aquí nace otra clase de sufrimiento que nace en estos salones de belleza, que no tiene que ver con la violencia física pero si con la violencia emocional: esa necesidad repentina que se nos da por cambiar y que muchas veces trae acarreadas catástrofes estéticas, que tienen por supuesto su vertiente emocional.
Debo admitir que soy una fashion victim y que mi pelo, menos un rapado, ha sufrido todos los cambios y tendencias dictados por la moda capilar. Así mi rostro se ha rodeado de negros azabaches, rojos furiosos, violáceos invernales y rubios Mirella. He tenido el eterno pelo largo de novia a lo Juanita Viale, el pelo corto de varón como Celeste Cid en Verano del 98, el flequillo rollinga a lo Amelie, los mechones de extensiones interminables a lo Keira Nightley en Piratas del Caribe , el alisado perfecto de Natalia Oreiro, los rebajados caóticos a lo Lu Lopilato, el barrido como Pampita, la melena corta y decolorada a lo Calú Rivero, entre otros estilos, pero como es de suponer,  no todas estas experimentaciones me favorecieron precisamente. En ese sentido, muchas veces salí de la peluquería sin ánimo alguno de enfrentar el público, porque al verme al espejo ya sabía que parecía un pequinés, como la vez que decidí llevar el color de pelo al cobrizo y cortarme el flequillo ultra corto, o una señora frígida y coqueta  a lo Anna Wintour, cuando me corté el pelo carré y lo teñí de prolijo rubio con reflejos, sumándome mínimo diez años de edad.

Innovar tiene un poder renovador y refrescante sobre nuestra estética, pero hay que tener en cuenta un porcentaje de riesgo de que lo que nos hagamos nos quede horrible, por lo que siempre es recomendable pensar y consultar con alguna amiga honesta o un amigo gay sobre el cambio que una tenga ganas de hacerse. Porque cuando salís de la peluquería sin tu característico metro y medio de pelo largo, luciendo el pelo corto y platinado, y encima no estamos conformes, no sólo te arrepentís del tiempo perdido y del medio aguinaldo gastado en ese rato, sino, y sobre todo, de haberte arruinado ese pelo largo y morocho que justo empezás a valorar cuando acaban de cortartelo a lo masculino. La tortura se prolonga por meses, hasta años, hasta que volvemos a adquirir el look original, que aunque nos aburría, al menos nos hacía parecer peinadas y decentes. Las más arriesgadas dirán también que todo gran cambio es una lotería: mientras más nos la juguemos, más chances de triunfar tenemos, mayor posibilidad de un mejor el resultado, pero como en todos los casinos, la gran mayoría de las veces se pierde, y no sólo plata o tiempo, sino también, y lo que es mucho peor, por hacernos las modernos muchas veces perdemos la dignidad.